Una (brevísima) historia del Clarinete
Grandes sinfonías, cumbias colombianas, músicas étnicas y de trasfondos tan diversos como el Klezmer y los gitanos, hasta marchas tocadas por bandas militares para enaltecer el espíritu nacional de cada país, o el increíble jazz de los Estados Unidos; en todas estas manifestaciones, el clarinete ha sido uno de los instrumentos más importantes. Sus orígenes se remontan más de tres siglos, y algunos de los músicos más destacados de todos los tiempos lo han utilizado como la voz de su expresión. Al ver un clarinete moderno, con todas sus llaves y la diversidad de maderas con que es fabricado, es difícil imaginarse sus orígenes humildes.

Su sistema de generación de sonido depende de una lengüeta simple, hecha de caña de un bambú especial (Arundo donax) que se cultiva en zonas con características climáticas particulares. Entre los instrumentos de viento, únicamente el clarinete y su hermano menor, el saxofón, usan este sistema. A diferencia de este último, que tiene un cuerpo cónico, el clarinete moderno es un tubo cilíndrico, lo cual le da particularidades únicas dentro de los instrumentos de madera.
El principio físico de la generación de sonido ha existido desde hace muchos siglos. No obstante, el nacimiento del clarinete se ubica en el siglo XVII. El constructor de instrumentos de Nuremberg, llamado Johann Christoph Denner, es considerado el inventor de este instrumento. Adaptó una boquilla de lengüeta simple a un tubo cilíndrico que un inicio parecía más una flauta dulce. Este instrumento se llamó chalumeau. Conforme la música fue desarrollándose, los compositores e intérpretes empezaron a demandar más posibilidades del instrumento, se le añadieron varias llaves para poder tocar pasajes más rápidos y empezaron a cambiar sus dimensiones. Para 1791, año en que W. A. Mozart compuso su famosísimo Concierto para Clarinete en La Mayor, dedicado a su íntimo amigo Anton Stadler, el clarinete contaba con cinco llaves, y un cuerpo de más o menos un metro de largo. De hecho, los hermanos Stadler habían trabajado muy de cerca con un constructor de instrumentos llamado Theodor Lotz, quien había desarrollado el clarinetto de bassetto especialmente para ellos. El calificativo de bassetto se debe a que ese instrumento alcanzaba notas más graves que un clarinete “normal”.
El próximo gran paso en el desarrollo del clarinete se dio en el siglo XIX. Para alcanzar los huecos en el cuerpo del instrumento, los ejecutantes debían extender sus manos de manera poco natural. La flauta traversa estaba más desarrollada tecnológicamente en ese momento, y los clarinetistas adaptaron a su instrumento su mecanismo de anillos móviles y llaves de extensión, creado por Theobald Boehm, y demandaron de los constructores mejoras constantes. Como dato curioso, de la colaboración entre el compositor Ludwig Spohr y el clarinetista Johann Simon Hermsted, entre 1806 y 1829, surgieron cuatro conciertos y algunas otras obras, que aún hoy, con los estándares de ejecución actuales, son considerados muy difíciles. La exploración entre Spohr y Hermsted propició la añadidura de más llaves al clarinete, ¡de forma que las piezas se pudieran tocar del todo! Así llegamos al clarinete de 13 llaves de Iwan Müller, y de ahí surgieron precisamente los dos sistemas de digitación que se conocen en la actualidad.
Por un lado, en Francia se unieron Louis Auguste Buffet el Joven(sí, el de la marca de clarinetes que todos conocemos) y Hyacinth Klosé y desarrollaron el sistema Boehm, que se utiliza en la mayor parte del mundo (más sobre el sistema Boehm aquí). Klosé es un personaje vital, una especie de patriarca de casi todos los clarinetistas modernos. Fue el primer profesor del Conservatorio de París, y gracias a todos los estudios que escribió fue el fundador de la Escuela Francesa de Clarinete, durante la primera mitad del siglo XIX.
El otro sistema de digitación fue desarrollado por Heinrich Baermann y su hijo Carl (fundadores y patriarcas de la otra gran escuela de clarinete: la Alemana) más o menos al mismo tiempo, pero en Alemania. Los Baermann son los responsables de la creación de las obras para clarinete de C.M.v.Weber, e incluso colaboraron directamente en su composición (se dice que la variación lenta del Op. 33 de Weber fue compuesta en realidad por H. Baermann). Si bien este sistema usa el mismo principio de anillos móviles, las digitaciones son diferentes. Hacia 1880, ese sistema fue perfeccionado por el clarinetista y luthier Oskar Oehler, en Berlín, y desde esa época su uso ha sido generalizado en Alemania, Austria, e incluso Hungría.
Actualmente, el clarinete es construido de gran cantidad de maderas, aunque prevalece el uso de grenadilla (Dalbergia melanoxylon), y el instrumento más utilizado es el Clarinete en Si bemol (esto quiere decir que la digitación de la nota Do en el clarinete en realidad suena como un si bemol en el piano o el violín). Sus partes son la campana, el cuerpo inferior (manipulado por la mano derecha), el cuerpo superior (manipulado por la mano izquierda), el barril, la boquilla, la abrazadera (banda de metal o de cuero que se usa para sujetar la lengüeta a la boquilla), y la lengüeta. La familia del clarinete es muy amplia, pero los tipos más comunes usados en bandas y orquestas son los clarinetes soprano en si bemol y en la, el clarinete bajo en si bemol, y el clarinete piccolo en mi bemol.
Para conocer todos los detalles de la historia y desarrollo del Clarinete, recomiendo en libro The Clarinet, de Erich Hoeprich (Yale University Press, New Haven and London, 2008).