
Estos días de estar sin ensayos y sin clases sin duda han sido difíciles para todos. A los músicos nos encanta ir a ensayo, ver a los compañeros, y por supuesto, tocar nuestros instrumentos. El proceso de ir conociendo una pieza es increíble, y conforme vamos teniendo más ceerteza de la pieza y va saliendo mejor, no queremos dejar de tocar…
Antes de seguir, ¿sabés lo que significa la palabra motivación? Repasemos un momento: «motivación« es algo (una cosa, una idea) que hace que llevemos a cabo una acción, algo que pone las cosas en movimiento y evita la inactividad.
Ahora: ¿cómo hacemos para seguir motivados, tocando y practicando en estos días? ¿Cómo hacemos para no quedarnos estancados? Por aquí les dejo 3 pasos que recomiendo para seguir avanzando, y estar listos para cuando volvamos a vernos ensayos y presentaciones.
#1: Busca piezas o estudios un poco más difíciles que la música que ya podés tocar
Todos nosotros tenemos piezas preferidas, que nos encantaría llegar a tocar algún día… pero hay que ir poco a poco. No podemos quedarnos únicamente en el repertorio que ya conocemos (aunque casi siempre hay muchos aspectos de ese repertorio que podemos mejorar). Tenemos que estar dispuestos constantemente a salir de nuestra zona de confort, a sentirnos un poco incómodos. Y la idea de que la pieza o el estudio sea solo un poco más difícil de lo que ya podamos tocar es porque también necesitamos sentir (y saber) que podemos alcanzar la nueva meta.
Si no sabés cómo continuar, un compañero con más experiencia, o el profe de la banda, de pronto te pueden guiar acerca de la pieza o el estudio con el que tenés que continuar. Cuando ya sepás cuál es tu siguiente reto, es hora de seguir con el paso #2.
#2: Ponete metas diarias
Cuando ya escogiste la pieza o el estudio, por favor no intentés tocarlo de una vez, de principio a fin. Va a ser un obstáculo muy grande, y tal vez vas a terminar más desmotivado que antes.
Más bien, te recomiendo que dividás la pieza en fragmentos (normalmente, los fragmentos de 4 compases funcionan muy bien), y practiqués cada fragmento hasta que te salga, con todos los detalles que haya (el tempo, matices, articulaciones, etc.). Los fragmentos deben tener una longitud que te permita recordar los ajustes que tenés que ir haciendo con cada repetición. Por ejemplo: si tocás un fragmento de 20 compases, es muy posible que cuando llegués al final no recordés lo que pasó en los primeros compases. Empezá a una velocidad muy lenta, en la que tengás completa certeza de que no te vas a equivocar. Si te equivocás aun tocando lento, quiere decir que tenés que hacerlo todavía más lento. Cuando ya lo podés tocar sin errores, lo repetís unas 10 veces, tomás unos minutos de descanso, y le aumentás la velocidad, y repetís el ciclo, sucesivamente, hasta llegar a la velocidad final deseada.
Es preferible que la meta diaria sea tocar un solo compás perfecto, que pasarle por encima una y otra vez a 30 o 50 compases y que cada vez haya un montón de errores.
Dependiendo de la pieza que estés tocando, una meta diaria de unos 8 a 16 compases puede ser un excelente comienzo, estudiando de 4 en 4 compases como te dije anteriormente.
#3: Esforzate por hacer las cosas muy bien, mejor que el día anterior
La música no es una competencia. Si acaso, es una competencia con nosotros mismos. El objetivo debe ser ganarnos a nosotros mismos: hoy tiene que sonar mejor que ayer.
Los avances cuando tocamos el instrumento casi nunca se hacen con grandes saltos. No hay fórmulas mágicas ni atajos. Hay que ir dando pasos pequeñitos cada día, y saborear cada nuevo logro. Eso puede ser alcanzar una nota aguda que antes no nos salía, o conservar la calidad de sonido en el paso entre dos notas difíciles, o simplemente no cansarnos tanto cuando tocamos… Lo importante es que cada día lleguemos un poco más lejos que el día anterior. Aunque sean «milímetros», lo importante es que avanzamos, y cuando veamos la vista nos daremos cuenta que esos milímetros diarios se convirtieron en «kilómetros».
Para terminar quiero compartir con ustedes esta idea: la música es una actividad de paciencia y de constancia. En la medida en que nos mantengamos teniendo ganancias cada día, sin duda vamos a querer continuar practicando y mejorando; pero, debe ser en una escala de dificultad adecuada. Para subir a la punta de un rascacielos, debemos usar las gradas. No podemos llegar a la cima dando un solo salto. Mantenete avanzado y mejorando pequeños detalles todos los días.
Si lo hacés así, ¡no vas a querer detenerte!