Escoger las cañas (o lengüetas) de clarinete o saxofón para tocar y tener buenos resultados, no es del todo fácil. Es un proceso que no se puede tomar a la ligera. De él depende que los períodos de estudio sean provechosos, o que no podamos avanzar todo lo que quisiéramos, al máximo de nuestro potencial. Un instrumento en óptimas condiciones puede ser opacado por una caña deficiente.
A pesar de tener todas el mismo número, e incluso venir en la misma caja, las cañas son diferentes. Vienen de una planta viva, el bambú Arundo Donax, y en el momento de empacarlas, las piezas pueden venir de diversas plantas, con densidades desiguales, e incluso ciclos de secado con distinta duración. Por eso, cada una puede requerir un proceso único.
Aquí te presento la primera parte del proceso para adquirir buenas cañas: la escogencia propiamente. Las cañas que han pasado por esta primera parte y no te funcionen, no tenés que desecharlas. ¡Puede ser que le sirvan a alguno de tus compañeros! Lo ideal es que hagás el proceso con unas 10 cañas nuevas. Si esto no fuera posible, hacé el esfuerzo y conseguí unas 4.
La segunda parte del proceso es el arreglo y pulido de las cañas, para que te duren más tiempo (una caña sin pulir podría durarte semanas, mientras que una caña que ha seguido todo el proceso te rendirá meses), pero eso te lo explicaré en una publicación más adelante.
Escoger las cañas y sentirte satisfecho con los resultados no es algo que vaya a suceder de la noche a la mañana. Al igual que tu instrumento, requiere práctica y paciencia.
¡Seguí adelante!